Como nadie va a leerlo...

Laura tiene la necesidad de quemar a alguien a lo bonzo. No lo hace no porque esté mal subjetivamente –al que es quemado no le gusta, pero para el que quema es una gozada-, sino porque se necesitan muchas cerillas para hacer arder a alguien sin que se lo apague mientras y no tener gasolina dificulta el asunto. Además, luego mi padre siempre dice “recoge todo lo que ensucies” y, sinceramente, pocas ganas tengo de recoger los restos de un fiambre. Así que ya veis, hasta para quemar a alguien todo son problemas. ¡Así no hay quien pueda delinquir!

Quien juega con fuego ajos come

Tres bolas de fuego pasando de tu mano izquierda a su vecina, en lo que comúnmente se conoce como juegos malabares. Apenas notas el roce del intenso calor, ni como prenden esos pelillos como si fueran mechas precoces de petardos. Pican un poco, pero es bien sabido que sarna con gusto… Lo importante es pasárselo bien, sonreír y entretener al público.

De pronto, unos chavalillos haciendo el tonto te tiran piedrecillas adrede para que pierdas la concentración y lo consiguen. La primera pelota se queda más tiempo del recomendado acurrucada en tu mano y te desprendes de ella como si fueras un lanzador de béisbol. Rompe el cristal de una tienda y ropa de temporada empieza a arder, disgustando a un  grupito de mujeres que tenían pensando pasarse por allí en breves. La dependienta se desmaya, pero nadie se da cuenta. Una compradora compulsiva la despierta histérica, pues no sabe que ropa le sentaría mejor y no hay mucho tiempo para pensárselo.

La segunda bola acierta en la cabeza del que parece el cabecilla responsable de tal espectáculo. La tercera duda, pero rápidamente se una a la anteriormente dicha, pues tiene un muy buen ejemplo a seguir. Que malignamente satisfactorio sería decir que has creado una antorcha humana, pero tan solo has dejado calvo a un joven de 17 años. Un cubo justo a tiempo detiene el curso natural del fuego, que bailaba un mambo cerca ya de las cejas. Evidentemente, su padre, en cuanto reacciona, decide que tú no serás menos: si el chaval ha estado rojito en la punta, tú estarás a punto de ahogarte en un rojo charco. Durante el proceso de creación de dicho charco, te deja de recuerdo tantos morados que podrían confundirte con una aglomeración de racimos de uva. De hecho, desde fuera la escena parece una lección de cómo se hacía el vino antaño, pero el fornido progenitor propicia enérgicas patadas en vez de pisarte.

Luego, en casa, mamá te mira de reojo y te pone algunas tiritas de ésas que todo lo curan. La rutina sigue su curso, y te pregunta qué tal ha ido la actuación. Ha sido como las demás, muy vistosa.

A veces piensas en dejar los malabares, pero necesitas el dinero. Ah no, que no te pagan. El masoquismo tiene nueva cara.

Random 1

No puedo creer que "Mi pony tiene caca" tenga cada vez más votos. Me dais asco.

Pedantería en la cueva I

Os presento mi sección menos deprimente, a no ser que realmente os disguste el origen de las palabras. Si ese es el caso, a joderse, cabrones.
(Comencemos, pues, con una de las palabras que probablemente más os tortura.)

-Bachiller: en la Edad Media se coronaba a quien hubiera terminado sus estudios con laurel floreado, cuyo nombre era "baccalaureatus". Apliquemos un poco de evolución.

-Pepe: "Pater Putatibus". Así llamaban a San José en las escrituras. Se abrevió P.P. y después pasó a ser ese colega de toda la vida.

-Dinosaurio:  del griego "δεινος" terrible y "σαυρος" reptil . Cuááááááánto misterio.

-Migraña: también del griego. Por un lado, "ημι", medio; por el otro, "κρανιον", cráneo. En realidad yo sólo tengo media cabeza, la otra está en vuestra imaginación.

-Vis a vis: es una locución francesa que significa "cara a cara". En francés antiguo "vis", cara, viene del latín "visum" y, a su vez, del verbo "videre".

-Pene: del latín "penis", que significaba rabo o cola. También dio lugar a la palabra pincel ("peniculus", o pequeño rabo). De ahí pasó a ser el órgano sexual masculino xD

-Gritar: hay dos posibilidades. La primera es que venga del latín quiritare (llamar en auxilio): la segunda y mááás mejor es quirritare (berrear un cerdo).



Esto es una breve introducción a posteriores pendanterías. Au revoir.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente, puta.

Érase una vez una chica que volvía de la universidad y no pudo coger el autobús, el cual se marchó delante de sus narices. Tras haber padecido las desventajas de una carrera acelerada, se le acercó una señora  y le dijo que se lo merecía, porque la juventud siempre va avasallando. Ésta es la esquela de la parte de mi respeto barra consideración barra educación que ha muerto hoy.
Estoy pensando repartir tostadoras acuáticas.

The sweetest goodbye

In Venere Veritas

Te quiero; con una alfombra debajo.

Gracias a M83

No eres ella. Tú estás a los pies del sauce, resguardada dentro de ese agujero que enmarca tu oscuro rostro, mientras el viento se esfuerza por destaparte. En la oscuridad añil y parpadeante tu pupila se dilata, atrapando la forma lunar. Se condensa la niebla de tus pensamientos, mojando los recortes de periódico que vas quemando uno tras otro, sin dejar que se consuman antes de pasar al siguiente. Eres gasolina; quemas todo este paisaje verde y gris que nadie querría plasmar en un lienzo. El gato asoma la cabeza.

Es hora de coger la manzana del árbol.

Y corres.

Corres entre los troncos, guiada por el aliento que proyectaron tus esperanzas pasadas, que te espera más allá del camino. Es un muro de rosas, una piel de serpiente, un ojo de búho. Tus pasos se curvan, como la uña que araña con presteza la piel sangrante.

Buenos días –eso dice la enredadera, porque para ella ya han pasado las horas que tú todavía esperas; siempre esperarás. Por una vez sonríes, no durará mucho ese sonido en tu muñeca, porque dejarás de oírlo; ni ese reflejo en tu pecho, porque se secará el lago donde te contemplas. Subas o bajes, todo es lo mismo.

Entonces desearás haber leído la letra pequeña, a pesar de lo que dijeran mamá y papá. Ellos no lo saben todo, siguen bajo el sauce que jamás lloró, contemplando el espectro en que te has convertido, la velocidad con la que te mueves, la facilidad con la que levitas. Sucesión de espirales.

Ya no sabes cómo sentirte; la puerta la dejaste abierta y por ella han escapado tus entrañas, como aquel que duerme plácidamente y súbitamente tiene una sensación similar a una caída. Lentos acordes de arpa.

Duerme...

Mañana será otro día.

Blue lips

Con los labios azules pronuncio las palabras, que se pierden en las ondas invisibles.
Con lágrimas azules, que se pierden por las comisuras de mi mueca.
Con suspiros azules, que se pierden por el agujero de la persiana a medio bajar.
Con recuerdos azules, que se pierden en el viento de un día de otoño.
Con descanso azul, que se pierde en la esquina de mi última sonrisa.
Vas a bajar los peldaños, lo ves desde tu posición en la ventana. Pero no puedes, no puedes...
Ahora los peldaños son azules.

Es un tormento ahogarse por dentro

Sabes que te sientes frío cuando te abrazan y no sientes nada. Ni una pizca de calor humano, ni siquiera un sentimiento de empatía o de desahogo. Nada más que una presión, un tacto de ropa colorida que quiere abrir sus puertas a tu corazón, pero tú las cierras  por miedo a que las lágrimas desborden tu piscina de lágrimas. Sería indignante que cuidadosamente te encargues de siempre apurar en el riego de perlas líquidas y venga alguien y al son de “Bomba va” deje el suelo más perdido de lo que ya lo estás tú.

No es la primera vez que alguien intenta tirarse en mi piscina, y alguno lo ha logrado, para que engañarnos. Luego, siempre queda esa sensación de “Mierda, el suelo está por fregar”. Ya lo se, las piscinas están para disfrutarlas, para sacarles provecho. Pero a veces me embriaga un sentimiento de no querer ensuciar a los demás con mi cloro. Cada uno ya tiene suficiente con su cloro…

Pero, a pesar del pesimismo inicial, las personas están hechas para compartir, ya sea algo podidamente bueno o… una piscina. Y si no te lo crees, prueba a tapar tu piscina y poner al lado un cartel de “Peligro, piscina”. Si lo haces, comprobarás al cabo de un tiempo que, a parte del encarcelado líquido, han nacido en este medio asquerosos seres vivos que no hacen más que afear y contaminar tu preciada piscina.

Así que la próxima vez, encárgate de corresponder debidamente ese abrazo.

Sleepwalking past hope

In our hearts love keeps sweet-talking to despair
And goes on sleepwalking past hope
All is lost in this war
And all we can do is to wail and weep to the saddest song
Sleepwalking past hope

Miércoles de ceniza

Desesperanza, como caer en un pozo y no hacer nada para impedirlo.
Hablé con mi voz interior –todos tenemos una-, para decirle que ya era hora de arreglar las cosas; le gusta huir. Tiene los labios rojos, manchados de carmín... y corre como una nenaza. No sirve tener voz propia si la tuya susurra maleficios mientras tira un par de dados.
Pinchas un dedo y observas con parsimonia cómo sale y resbala la gota de sangre, cae sobre tu bata y sonríe.
Mi voz es una hijita de puta.

Cromatismo

Enséñame una emergencia. Enséñame cómo se rompe un corazón. La gente exagera cuando habla de la muerte, cuando pisa el umbral de la locura; se arrodillan ante cualquier cosa: las cadenas nos dan fe. Suele ocurrir que uno se da cuenta de que estaba buscando la sabiduría en la oscuridad. El dolor no es más que polvo que esparcimos sobre nosotros mismos, pura práctica, una rúbrica en un catálogo de vajillas, un vino que se derrama sobre montones de papeles. Si tú no sientes, lo máximo que puedes dar es nada, pasar un formulario sin rellenar de mano en mano.

Todo está congelado y no puedes hablar, así que te llevas los brazos al pecho mientras elevas la dirección de tus pensamientos al cielo, cerca del borde, allí es donde gritas, pero el sonido no hace más que rebotar contra las paredes.

Estás sentado en una mesa con flores, suplicando. En un solo movimiento se te escapa todo el aire, mas te sorprende que tienes una nueva tanda preparada para salir.

Corres tras algo o alguien, que se te escapa...

Después de todo, la misma historia de siempre.