Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar. -Ernest Hemingway.


Love one another and you will be happy. It's as simple and as difficult as that. - Michael Leunig.

Ser de izquierdas es, como ser de derechas, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejía moral. -José Ortega y Gasset.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Y LA RUTINA VOLÓ POR LOS AIRES

Algún día tenía que pasar… mi motocicleta se ha quedado sin combustible. Me desprendo de ella, sabiendo que también estoy abandonando gran parte de mis posibilidades de sobrevivir. Se me ha acabado la comida hará unas horas, y el agua ha corrido la misma suerte. A pesar de no estar ni en un desierto ni a 40º C, empiezo a sufrir ciertas alucinaciones.

Esto es el fin. Me siento, sin apenas fuerzas, con algunas necesidades biológicas en un punto crítico y observando a unos ingratos invitados dando círculos alrededor de mi cabeza. Estas aves carroñeras están esperando a que no mire ni pueda respirar para comerme. De pequeño me dijeron en más de una ocasión que si contaba ovejitas me dormiría enseguida, pero como nunca me funcionó ahora las contaré para mantenerme despierto. Una oveja, dos abejas, tres verjas, cuatro añejas, cinco orejas… ¿Esto es el fin? Me desmayo, no sin antes hacer un apropiadísimo uso de la bengala.

“¡Despierta, despierta!”, me grita alguien. Mis ojos vuelven a ver la luz, así como mi esperanza. Me dan de beber, y yo ni de lejos ni de cerca me quejo. El delirio pierde el protagonismo que había exigido, y el sano juicio dependiente de la salud física vuelve a mí. Le pido por favor al desconocido, que resulta ser un soldado, que me facilite algunas respuestas. El qué y el porqué, para ser precisos.

Textualmente, me dice que un insensato gobernante ha roto el tratado de paz, lanzando explosivos contra un enemigo suyo. Este hecho ha desatado el caos, pues incluso las brigadas de paz han tomado y sacado partido de su arsenal “conciliador” de hombres y armas, peligrosa mezcla. En vez de focalizar los esfuerzos en restaurar el “orden” establecido, han apoyado la causa que creían más justa. Asimismo, los países se han posicionado, siendo esta ocasión la excusa perfecta para descongelar antiguos rencores. Incluso los territorios que se han afirmado como neutrales han recibido, arrancando así la libertad de no involucrarse de raíz. Un asunto de relativa poca trascendencia y fácil solución se ha ido de las manos del hombre. Si lo que dice es cierto, encaja perfectamente como consecuencia lógica del desarrollo tecnológico, que no humanitario, de la sociedad. El hombre tiene unas armas, cada vez más poderosas, y algún insensato, que siempre lo hay, las usa. Muy pocas veces el que se siente amenazado no responde con algún contraataque directo o indirecto. Se nota por su forma de pensar que tiene una mentalidad docta en base de la historia pasada y la experiencia presente.

Después de comer juntos una especie de sopa, expresa su sincera alegría al encontrarme: son realmente pocos los supervivientes en muchos kilómetros a la redonda. Me pregunta por mis intenciones, y al no tenerlas yo muy claras me ha propuesto unirme a su causa. Por cierto, ésta no es otra que dar fin a esta guerra, matando estratégicamente a los gobernantes que no merecen serlo, por su sanguinaria implicación en el conflicto bélico.

Aunque suene paradójico, una de las mejores formas de prolongar mi existencia es apuntándome en el ejército. Ya que no tengo nada que perder, le confirmo mi voluntad de ingreso. Dentro de lo posible, su misión me parece razonable: evitar matanzas neutralizando a los que las provocan, que son muy pocos en comparación con las víctimas. Sinceramente, no quiero tomar partido en la guerra, sino ponerle fin. ¿Y cómo? Por lo que parece, esta vez no podré evitar mancharme las manos. No hay hombre más peligroso que aquel que no tiene absolutamente nada que perder.

1 comentario:

  1. Si que lo hay, el hombre que tiene algo que defender. Sean tus hijos o una tostadora, nadie coge una pistola sin motivo. A menos que este sea volarte la tapa de los sesos.

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