Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar. -Ernest Hemingway.


Love one another and you will be happy. It's as simple and as difficult as that. - Michael Leunig.

Ser de izquierdas es, como ser de derechas, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de hemiplejía moral. -José Ortega y Gasset.

viernes, 7 de enero de 2011

Vamos a rizar el rizo que nunca tuvo el erizo.

Aquí no hay ni Dios, curiosa expresión. Me tomaré un indebido descanso para entrar en profundidad. ¡Analicémosla, camaradas, puesto que de sobras se que nada os dará un placer mayor!

Basándonos en el plano teórico, o eres creyente o no creyente (imagen mental de Barrio Sésamo). En el plano práctico, dentro del grupo creyente hay dos subgrupos: los practicantes o los no practicantes (curiosa analogía con el amor). El primero es el grupo de los que, en términos estudiantiles, sacan excelentes. Los otros, sin embargo, se conforman con el terrible suficiente.

Si la expresión estuviera en boca de un creyente, presto nos damos cuenta, alarmados, de que no tiene sentido alguno. ¡Eso es! ¿Qué porqué? ¿No se supone que el Todopoderoso está en todas partes? ¿Cómo nos observará, osados como nadie, saltarnos la misa para dormir esos eternos cinco minutos más, mientras está en la misma ceremonia? ¿Y no sería entonces ultrajar al mismo suponer su ausencia? Entonces, tachamos esta expresión desde el punto de vista más sagrado. Quizás podría ser enunciada por un toleran(creyen)te, pero son mal vistos tanto por los empollones como por los que suspenden.

Pasemos a los que arderán en el infierno. Y no me refiero a combustibles varios, sino a los herej… los no creyentes. Ellos, por el contrario, suponen la desaparición por siempre y en todo lugar del mismo, ya que a través de la Razón (no me refiero al periódico) afirman que es una invención oportunista de tipo E*. Así que, para expresar algo inaudito, sería más apropiado para ellos decir algo como “Aquí no hay ni no-dios” o “Aquí hay dios”. Pero pronto caemos en que el sentido original de la frase hecha es la de indicar una ausencia de humanos. Entramos en este punto en un gran dilema… ¿Sucumbimos ante la tentación de un sinsentido o nos decantamos hacia la pérdida del sentido original? ¡Ea!

*E: Estúpida.

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